Emprendedora con alma altruista crea su propia marca de café.
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Por Milagros Sánchez Pinell
El verano de 2020 marcó un hito importante en la vida de Natalia Ballestas cuando cofundó «The Golden Harvest» en Barranquilla, Colombia.
Esta maravillosa aventura de emprendimiento nació por azares del destino, cuando Natalia conoció, en Londres, Inglaterra, a Samuel Orozco, su socio y también cofundador de la marca.
En ese momento, la joven nunca se imaginó que fruto de su gran amistad nacería una maravillosa y enriquecedora oportunidad para ambos.
A la iniciativa de Samuel de vender café, Natalia se sumó ofreciéndole ayuda con el mercadeo de su compañía, la cual carecía de un nombre.
“En plena pandemia nos reuníamos por zoom y luego de crear el nombre de la marca y la estética y de ver el potencial del producto nos asociamos y comenzamos seriamente con la creación de la compañía. Posteriormente, fuimos escalando, reuniéndonos a diario con abogados, contadores y publicistas. Por tanto, era una gran responsabilidad y experiencia de vida para dos adolescentes”, relata.
«The Golden Harvest» es el nombre que escogieron porque consideraron que, al ser tan jóvenes y por la calidad de la cosecha de oro, era la oportunidad de aprender y dar un paso adelante en su futuro.
Para nuestra roaring 20, emprender en el rubro del café le sabe a un reencuentro con sus raíces y memorias familiares.
Aunque toda su vida ha vivido en Key Biscayne con sus padres y hermanos, una parte fundamental de sus recuerdos y experiencias se encuentran en Barranquilla, Colombia.
Desde temprana edad, cada verano, viajaba a visitar a sus abuelos, impregnándose de las costumbres y sabores típicos colombianos. Una mezcla de culturas que ha moldeado a Natalia en una joven con una visión global y un profundo aprecio por sus raíces.
“El café es el producto más reconocido de la cultura colombiana. De chiquita me encantaba sentarme a tomar café con leche con mis tías, abuelas y mi mamá. De mayor también aprendí a compartirlo con mis amigos. Siento que tomar un café une a las personas y las invita a compartir momentos especiales”, expresa.
Natalia enfatiza que lo que más le gusta del café es su “complejidad, la variedad de notas y la historia que trae cada grano a la mesa”.
Por otro lado, la joven empresaria vio en el café una oportunidad de emprendimiento porque es una de las bebidas más consumidas en el mundo, considerándolo un producto que nunca pasará de moda y siempre tendrá mucha demanda.
“Todo el mundo toma café. Tomar café es un gozo de la vida. Hay un dicho que dice: Yo no sé cuál es la receta de la felicidad, pero de que lleva café, lleva café”, menciona.
Retos y responsabilidades
Ambos jóvenes han logrado conformar un sólido equipo. Sus personalidades se complementan y encuentran el balance necesario para seguir adelante.
“La honestidad con la que compartimos nuestras ideas y la lealtad para mantener nuestras convicciones son dos características que tenemos en común. Aunque empezamos a emprender muy jóvenes, compartimos la misma visión de negocios y valores”, destaca.
Según Natalia, Samuel ve en ella a una persona ordenada, intuitiva, atenta, que sabe escuchar y ser paciente. Cualidades que ayudan a que cada decisión la tomen con los pies sobre la tierra, pero sin dejar de soñar.
Actualmente, la joven emprendedora, quien se caracteriza por ser optimista y persistente, enfoca su trabajo más que nada en el área de ventas.
“Suelo ir a restaurantes y cafés para llevarles muestras de nuestro café con el fin de que vendan nuestro producto. A la misma vez hago ventas online y me encargo de empacar las ventas realizadas en los Estados Unidos”, dice.
Como buena vendedora, explica que el café que ofrecen se caracteriza por sus notas frutales, cítricas y de chocolate. Es cosechado a 450 metros de altura y es 100% arábico.
“Es un café cosechado a mano en Armenia. Nuestro café es suave con mucho sabor y mucha personalidad”, asegura.
Un emprendimiento altruista
En cuanto a su empaque, Natalia explica que sus bolsas son de material 100% biodegradable, elaboradas con tinta de soya.
Un dato que le gusta mencionar, porque los destaca como marca, es que una porción de sus ganancias será destinada a la fundación EWO Colombia.
Ella considera que brindar una educación de calidad a jóvenes de bajos recursos, a través de EWO, puede cambiar el ritmo de desarrollo en la sociedad porque fomenta su liderazgo, generando un impacto positivo en el mundo.
“La educación es uno de los factores que más influye en el avance y progreso de personas y sociedades. Además de proveer conocimientos, la educación enriquece la cultura, el espíritu, los valores y todo aquello que nos caracteriza como seres humanos”, comenta.
Cabe notar que emprender a una edad tan joven como Natalia, tiene sus desafíos porque siendo menor de edad los procesos legales toman más tiempo de lo esperado.
Además, admite que importar un producto natural de Colombia a los Estados Unidos presenta sus propias dificultades. Sin embargo, con el apoyo de sus padres y la organización meticulosa lograron superar estos obstáculos.
Organizada y perfeccionista
Natalia Ballestas nació el primero de abril de 2004 en Miami. Estudia Emprendimiento y Mercadeo en Babson College en Boston, Massachusetts.
Su decisión por seguir esta carrera está ligada a su primera memoria como emprendedora en el verano del 2016, cuando organizó un campamento de verano de dos meses en su casa.
“Tenía que organizar, planear y ejecutar actividades diarias para veinte niñas. A esa edad desconocía que estaba siendo una emprendedora, pero me apasionaba mucho”, señala.
Recordó que le gustaba todo el proceso que conllevaba al éxito del campamento, desde crear los anuncios digitales que compartían para poder reclutar a las niñas hasta ingeniarse actividades novedosas que recrearan y enseñaran.
“Después de tres años de organizar los campamentos, comprendí que era una líder por naturaleza y emprender me interesaba más que trabajar para una compañía”, explica.
En su etapa escolar, Natalia fue presidenta del club TECHO en su colegio Carrollton School of the Sacred Heart. Ayudó a construir diez casas en Isla de León en Cartagena, Colombia, donde tuvo la oportunidad de compartir con los miembros de la comunidad.
“Fue uno de los momentos más significativos y satisfactorios en mi vida porque pude ver la felicidad y gratitud de estas familias al recibir sus casas”, manifiesta.
Su experiencia en realizar labores humanitarias ha dejado una marca imborrable en su vida y considera que nada la llena más que ayudar. Espera poder continuar haciéndolo en el futuro.
«Me ha enseñado humildad y alegría pura. También, me abrió los ojos a lo que realmente importa en la vida. Mi familia siempre ha sido muy generosa y aprendo mucho de ellos. Estas experiencias son algo que nunca dejaré de hacer», reflexiona.
Tiktokera y deportista
Por otro lado, es importante mencionar que es ordenada y perfeccionista, cualidades que le han permitido sobresalir académica y profesionalmente. Además, es una apasionada del deporte, especialmente del fútbol y el tenis.
Asimismo, su amor por el arte es una constante en su vida. Ha tomado cursos de fotografía y diseño gráfico, los cuales le permiten mantener viva su creatividad.
Además, Natalia incursionó en las redes sociales, particularmente en TikTok, donde comparte contenido sobre su día a día, moda, viajes y cultura en su cuenta @nationtiktok.
“Me apasiona crear y editar videos. Al ver el alcance de Tik Tok, sentí que debía usar esta herramienta para darme a conocer”, manifiesta.
Por ahora, Natalia planea seguir expandiendo su marca “The Golden Harvest” y sueña con crear su propia compañía de cosméticos.
«En el futuro espero seguir emprendiendo y que mi compañía siga creciendo. Me encantaría crear otra empresa que combine mis pasiones por la belleza y el marketing», comenta entusiasmada.
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