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| Por Jorge Gil |
Bogotá (EFE).- Hasta los cuartos de final llegaron las selecciones iberoamericanas en el Mundial Femenino Sub-20 de Colombia: Brasil, las anfitrionas y España cayeron una tras otra en una jornada fatídica, que dejó el torneo sin representantes de la región lingüística y ahora se define entre EE.UU., Japón, Corea del Norte y Países Bajos.
Ellas se suman a México y Argentina, que cayeron en octavos de final, y a Venezuela, Costa Rica y Paraguay, que no pudieron superar la fase de grupos y se fueron a casa en las primeras de cambio.
En algunos casos fue la suerte, en otros la mala puntería y en un par los bajos rendimientos los que dejaron al fútbol iberoamericano sin la posibilidad de ganar el título que, justamente, había ganado España hace dos años en el Mundial Femenino Sub-20 de Costa Rica, el único conseguido por un país de la región.
La caída de Brasil
Las brasileñas llegaron a las semifinales del torneo en 2022 y este año, bajo la dirección de Rosana Augusto, apuntaban al título, uno de los únicos que le falta al fútbol femenino del país suramericano.
La fase de grupos, en la que les tocó la zona más difícil, la cabalgaron con las goleadas 9-0 a Fiyi y 0-3 a Francia, así como con el triunfo 0-2 ante Canadá.
Luego, en octavos, el equipo sufrió, pero logró vencer 3-1 a Camerún en la prórroga.
Sin embargo, los cuartos la emparejaron con el rival que nadie quería: Corea del Norte. En ese juego, las dirigidas por Augusto vivieron una pesadilla y se vieron completamente superadas, a pesar de que el marcador solo fue 1-0 en contra.
La Canarinha se despidió con una deuda grande de juego colectivo en las fases definitivas que ni siquiera el talento de sus figuras, Priscila y Dudinha, logró saldar. Así, el fútbol juvenil femenino de Brasil sigue en deuda, pues aún no caen el título ni del Mundial Sub-17 ni del Sub-20.
Júbilo y frustración
Colombia llegó al Mundial con las expectativas altas. La mayoría de las jugadoras habían sido subcampeonas del Mundial Sub-17 de India en 2022 y el apoyo del público era un factor clave, sobre todo porque en los partidos de las cafeteras se rompieron los récords de asistencia en la historia del torneo.
El equipo dirigido por Carlos Paniagua fue de menos a más en el torneo. En la fase de grupos venció 2-0 a Australia, 1-0 a Camerún y 0-1 a México, pero dejó muchas dudas.
Esas inquietudes fueron resueltas contra Corea del Sur, un duelo que el equipo ganó con un tanto de la estelar Linda Caicedo y que tuvo unos puntos muy altos a nivel colectivo, que reivindicaron el favoritismo de las anfitrionas.
En los cuartos, ante Países Bajos, el equipo lo ratificó y los brillantes rendimientos de Karla Torres y Linda Caicedo mostraron a las cafeteras muy superiores a sus rivales europeas. Los primeros 25 minutos fueron un sueño.
Pero el equipo se despertó con un baño de realidad, liderado por la portera rival Femke Liefting y sus numerosas atajadas.
En un Mundial se puede pasar del júbilo a la frustración en un momento. Eso lo vivieron en carne propia las anfitrionas, a las que les empataron dos veces y luego les ganaron en penaltis con la brillante actuación de Liefting.
El equipo, que soñaba en grande, se quedó en cuartos y perdió una oportunidad única de ganar su primer título en un Mundial (masculino o femenino) ante su público.
El día malo de España
Además de ser las campeonas vigentes, las españolas llegaron al torneo como una de las favoritas ya que la base de su equipo también había ganado dos años antes el Mundial Sub-17 de India.
El favoritismo lo ratificaron ante la poderosa Estados Unidos (1-0), Paraguay (2-0) y Marruecos (0-2), en una fase de grupos impecable en la que las dirigidas por Sonia Bermúdez mostraron sus cartas.
El sorteo les puso a la difícil Canadá y un juego complicado, que lograron sacar adelante por 2-1 con los tantos de la central Silvia Lloris y la atacante Jone Amezaga.
En cuartos les tocó el equipo al que vencieron en la final del Mundial Sub-20 de 2022: Japón, un disciplinado conjunto asiático que ha sobresalido en el torneo por su buen manejo del balón.
Pero en el estadio Atanasio Girardot de Medellín esta vez el resultado fue adverso para La Roja, que se vio completamente superada y sólo pudo llevar el juego a la prórroga gracias a las atajadas de la portera Eunate Astralaga.
Al final, ningún equipo iberoamericano estará en las semifinales y, más allá de la suerte o el rendimiento, los equipos de esta región lingüística tienen como reto subir su nivel para enfrentar, sobre todo, a las competitivas rivales asiáticas, que en Colombia demostraron estar un paso por delante.