En 2017 ya lo había advertido Usain Bolt: Ese año, el de su retiro, aún no sabía a qué dedicaría su tiempo, pero tenía claro que no iba “a engordar” en los dos siguientes a su adiós, tras los Mundiales de Londres.
Fiestero de corazón con salidas nocturnas, el ocho veces campeón olímpico estaba seguro de que no le sucedería algo así: “He hecho una apuesta con mis entrenadores; ellos dicen que como mucho, en dos años me pondré gordo, y yo no quiero que pase eso”, frase que lanzó en su momento.
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Siete años después, el aún poseedor del récord del mundo en los 100 metros (9.58), incluidos los 200 (19.19), se viralizó por una fotografía que revivió en redes sociales por su estado físico actual, aunque esa postal ya tendría sus ayeres, y es que en anteriores apariciones públicas, el hombres más rápido del planeta exhibió una figura más cercana a su vida de campeón, obviamente lejos de aquel portento que lo llevó a dominar el tartán.
Esa postal apareció en el marco del nuevo campeón de los 100 metros, en lo pies de Noah Lyles, quien se llevó el oro de París 2024 con un crono de 9.784 segundos, por 9.789 del jamaiquino Kishane Thompson, apenas cinco milésimas en Francia.
“Estoy muy feliz de poder decir que Jamaica tiene atletas fuertes en los 100 este año; los 200 estarán, probablemente, entre los americanos y Letsile Tebogo, pero nunca demos por muerto a Andre De Grasse, que es el vigente campeón”, explicó Bolt en entrevista con el diario As, quien sigue de cerca lo que está pasando en la pista de los Juegos Olímpicos, donde constuyó metro a metro su leyenda.
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