Naciones Unidas (EFE).- La oficina de ONU Mujeres en Afganistán publicó este martes un informe que atestigua la progresiva “eliminación de las mujeres afganas de la vida pública” tras la vuelta al Gobierno de los talibanes en 2021.
Desde el regreso al poder del grupo islamista en agosto de dicho año, ONU Mujeres ha encuestado a “miles de mujeres desde las capitales de provincia hasta las zonas más rurales”, constatando que el 98 % tiene una “influencia limitada o nula” en las decisiones de su hogar y de su comunidad.
“Hace tres años, una mujer en Afganistán podía técnicamente decidir presentarse a las elecciones presidenciales. Ahora ni siquiera puede decidir cuándo ir a comprar alimentos. No estoy diciendo que antes fuera perfecto, pero no era esto”, aseguró hoy la jefa de la oficina de ONU Mujeres en Afganistán, Alison Davidian.
Hasta la fecha, ninguna mujer en Afganistán ocupa un cargo de liderazgo en ningún lugar que tenga influencia política, ni a nivel nacional ni provincial, según ONU Mujeres.
“Cuando las mujeres participan en las estructuras talibanes, sus funciones consisten en gran medida en vigilar el cumplimiento por parte de otras mujeres”, añadió Davidian, en la rueda de prensa diaria de la Secretaría General de la ONU en Nueva York.
Peligro para la salud mental de las mujeres en Afganistán
Además, el último informe de ONU Mujeres sobre Afganistán muestra que 1,1 millones de niñas en edad de asistir a la escuela secundaria están ahora sin escolarizar.
Y, aunque las escuelas de primaria siguen abiertas para las niñas, la matriculación ha descendido debido a las normas sociales, los problemas de acceso y las preocupaciones por la seguridad.
Davidian hizo hincapié en que esta “eliminación social” también les está haciendo mella psicológicamente: el 68 % de las encuestadas consideraron que tenían una salud mental mala o muy mala y el 8 % dijo que conocían al menos a otra mujer o niña que había intentado suicidarse.
Desde ONU Mujeres recalcaron que, “aunque la atención del mundo se haya desviado hacia otra parte”, necesitan mayor financiación, programas específicos para atajar las desigualdades e iniciativas de empoderamiento también a nivel laboral, donde mayoritariamente están abocadas a labores de cuidado o servicios de belleza.
“Nada socava más la visión que los talibanes tienen de la sociedad que empoderar a la misma parte de la población a la que pretenden oprimir (…) Si no lo hacemos, no tendremos autoridad moral para luchar por los derechos de las mujeres en ningún otro lugar del mundo”, concluyó Davidian.