Por Milo Milfort |
Puerto Príncipe (EFE).- La masacre perpetrada la madrugada del pasado jueves por el grupo armado Gran Grif en Pont Sondé, a unos 100 kilómetros de Puerto Príncipe, dejó más de 70 muertos, entre ellos mujeres, niños y ancianos, y ha conmocionado al deprimido Haití, sumido desde hace años en una crisis que no hace más que agravarse.
El balance de la masacre en Pont Sondé, en la comuna de Saint-Marc, en Artibonite, podría aumentar con las horas, debido a que todavía se oyen disparos esporádicos en la zona, a la que no se puede acceder por la violencia.
Varias casas y vehículos fueron incendiados, obligando a los supervivientes a refugiarse en otros lugares o en la plaza pública de Saint-Marc tras caminar horas y cruzarse con los cadáveres en el camino.
Actos inhumanos e inaceptables
El primer ministro, Garry Conille, visitó este sábado en el hospital Saint Nicolas de Saint Marc a las víctimas, donde se solidarizó con las familias y expresó su más profunda indignación por estos actos, que calificó de inhumanos.
“Este nuevo acto de violencia, dirigido contra civiles inocentes, es inaceptable y requiere una respuesta urgente, rigurosa y coordinada del Estado”, declaró Conille, en el cargo desde el 12 de junio en sustitución de Ariel Henry, que dimitió en medio de un estallido de violencia.
Durante su visita, el jefe de Gobierno reiteró “el pleno compromiso” de su gobierno de trabajar “sin descanso” para restablecer la seguridad y la autoridad del Estado y proteger a todos los ciudadanos.
Varias unidades de la Policía Nacional Haitiana (PNH) están desplegadas en la comuna de Saint-Marc, a donde han enviado vehículos blindados y contingentes de la Fuerza Multinacional de Apoyo a la Seguridad, que lidera Kenia, con el objetivo de reforzar a los policías que ya se encuentran sobre el terreno llevando a cabo operaciones de desmantelamiento de bandas criminales, según anunció la Policía en Facebook.
El comisario de división de la Policía de Artibonite, Jean Louis Paul Ménard, fue destituido tras la masacre por su incapacidad para neutralizar a las bandas armadas que controlan la región. En su lugar designaron a Caleb Exantus, que tomó posesión de su cargo ayer.
Una masacre planificada en Haití
Los rumores de una masacre planificada circulaban en Pont-Sondé desde hacía al menos dos meses, según un informe de la ONG Red Nacional de Defensa de los Derechos Humanos (Rnddh), que expresó este sábado su consternación ante la noticia.
Los hombres armados culparon a la población local de unir sus fuerzas a las de los miembros de “La Coalición” -un grupo de autodefensa- que intentan frenar las actividades delictivas de la base del Gran Grif e impedir que se lucren con el peaje que han instalado recientemente en la carretera nacional”, según reveló Rnddh.
Esta masacre se caracterizó por los asesinatos, las heridas causadas por balas y cuchillos, la quema de casas, vehículos y garitas, y el desplazamiento forzoso de la población de Pont-Sondé.
“También fueron asesinadas personas con bebés y niños pequeños. Los cadáveres yacen en el suelo, aún no han sido recuperados por sus familiares”, denunció Rnddh.
Las autoridades, incapaces de restablecer la paz
La masacre de Pont-Sondé se suma a las miles de víctimas de actos de violencia contra las personas y las propiedades perpetrados por personas armadas, que gozan de impunidad desde hace varios años, lamenta la ONG en un documento.
“Las nuevas autoridades estatales puestas en marcha por la comunidad internacional prometieron restablecer el orden y la seguridad en el país”, sin embargo, “nada ha cambiado desde que llegaron al poder”.
“Se contentan con vaciar las arcas del Estado concediéndose todo tipo de ventajas, mientras dejan que la población se las arregle con los hombres armados”, señala, al tiempo que asegura que “no se está haciendo nada para recuperar el control de las zonas ocupadas por miembros de las organizaciones armadas, desarmarlos, detenerlos, juzgarlos y condenarlos en proporción a los actos de los que se les acusa”.
La Rnddh recomienda a las autoridades buscar activamente a los miembros armados de la base Gran Grif, dirigida por Luckson Elan.
También pide que se pongan en marcha programas de asistencia psicológica y financiera a toda la población de Pont-Sondé, en particular a la que se encuentra actualmente en la plaza pública Philippe Guerrier, muy conmocionada por el ataque y que no pudo llevarse nada consigo cuando huía del ataque de los pandilleros.