La gente de Culiacán no necesita comunicados oficiales de las autoridades para saber que la dinámica del narco, en especial la que hace referencia a la historia del cártel de Sinaloa, dicta una lógica que va más allá de los márgenes de la ley.
Por ello, en la capital de Sinaloa se vive una tensa calma tras la captura de Ismael «El Mayo» Zambada, y el temor es que el reacomodo de las fuerzas que rigen la plaza al margen de la ley ocasione un nuevo “culiacanazo”, tal y como ocurrió cuando, en octubre de 2019, fue detenido Ovidio Guzmán López, hijo de Joaquín «El Chapo» Guzmán (quien más tarde fue liberado para evitar mayor violencia, según se dijo), y más tarde, cuando en 2023 se concretó su aprehensión y, de nueva cuenta, Culiacán y su ciudadanía quedaron a expensas del narco.