Cristina Cabrejas |
Ciudad del Vaticano, (EFE).- El delegado del papa Francisco para la organización del Jubileo, monseñor Rino Fisichella, asegura en una entrevista a EFE, a pocos días del inicio de esta cita tan importante para la Iglesia católica, que nadie, desde asociaciones de homosexuales a los más pobres, quedará excluido del gran evento que se celebra cada 25 años.
En los últimos días fue incluida en el calendario oficial con los cientos de eventos previstos para el Año Santo la peregrinación de la asociación ‘La tienda de Jonás’, que se ocupa de homosexuales católicos y de sus familias.
«Incluimos en el calendario a todos aquellos que nos piden tener una experiencia de fe. Sólo pedimos tener una experiencia de peregrinación y una experiencia de fe, por lo que no veo porque se tendría que excluir a alguien», explica Fisichella.
«Habrá gente que vendrá a Roma andando, en canoa, en bicicleta y de todas las maneras. Por lo que si una asociación que realiza la pastoral de los homosexuales quiere hacer realidad esta experiencia de fe, creo que deben encontrar el Jubileo preparado para ellos también», agrega.
El Jubileo no olvidará a los pobres, que al contrario del resto de turistas no dejarán dinero en la gran maquinaria el evento, con un evento dedicado a ellos, en el que se espera a muchos llegados de toda Europa para vivir esta experiencia, mientras Roma también se está preparando con cuatro estructuras para acoger a los más necesitados: «También ellos deben estar en el centro de la atención de la Iglesia y, por tanto, del Jubileo».
A la espera del acto que dará inicio al Jubileo este 24 de diciembre, cuando se abra la Puerta Santa de la basílica del Vaticano, por la que pasarán los peregrinos para recibir la ‘indulgencia plenaria’ (el perdón de todos los pecados), Fisichella explica su sentido.
«Entiendo que para nuestros contemporáneos la indulgencia es una palabra muy extraña, que nunca se usa, pero es sinónimo de misericordia y perdón. Para esto están los Jubileos, para vivir una experiencia de la cercanía de Dios, de su amor y su perdón», señala.
Y a la pregunta de qué significa para lo católicos este gran evento, el también presidente del Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización, destaca que trata de una etapa en la que «se pide a los creyentes detenerse un momento, reflexionar, pensar en su vida, comprender hacia dónde vamos y luego de esto, retomar nuestro camino y convertirnos en peregrinos».
Durante muchos meses, los romanos y los turistas han vivido una auténtica pesadilla por los cientos de obras en la capital. «Se ha hablado mucho de las obras, pero todo esto ayuda a que Roma sea más acogedora», subraya.
Los peregrinos volverán a sus casas «con una doble experiencia, la primera, la de haber vivido una profunda experiencia de fe y de oración, pro también podrán regresar llenos de la belleza que ofrece esta ciudad y en eso Roma es única en el mundo».
En este Jubileo marcado por las guerras «se harán sentir mucho más fuerte las exigencias de la esperanza», dice Fisichella, no sólo para aquellos que viven los conflictos sino también para todos aquellos que sufren.
Y recuerda, como ejemplo, «lo que pasó hace un mes en España, donde todavía hay personas que sufren y a las que es necesario devolverles una auténtica esperanza para el futuro porque han perdido a familiares y amigos», en relación a las graves inundaciones en la zona de Valencia.
Entre los actos previstos, Fisichella destaca el millón de jóvenes que llegarán para el Jubileo dedicado a ellos, o también la novedad del de los adolescentes, así como el dedicado a las cofradías y en el que España será protagonista.
Y en todo ello el papa estará presente. «Para él será un empeño muy duro, pero no se ha echado atrás en nada. Cuando en los últimos meses presenté el borrador del programa, lo discutí con él y claro está, el participó con sus sugerencias; lo primero que me dijo y que ya me había repetido en otras ocasiones fue: ‘No me echo atrás’».