Jorge Dastis |
Hebrón (Cisjordania) (EFE).- Las restricciones de movimiento y el acoso de las autoridades israelíes a los palestinos en la localidad de Hebrón, en Cisjordania ocupada, están afectando gravemente a su salud física y mental, y muchos evitan buscar tratamiento por miedo a la violencia.
Es la denuncia de la ONG Médicos Sin Fronteras (MSF) en un informe publicado el martes sobre el tema.
“Las políticas de Israel en Hebrón ya están teniendo consecuencias a largo plazo en la salud física y mental de los palestinos. Pedimos a las autoridades israelíes que garanticen el acceso sin trabas a la sanidad y a otros servicios esenciales”, resalta el grupo.
El informe documenta casos en los que residentes de la comunidad palestina, que vive sujeta a un férreo control militar y donde parte de la ciudad está tomada por colonos judíos israelíes, se han visto obligados a escalar vallas y tejados para poder acceder a clínicas de salud, poniendo en peligro sus vidas.
“A pesar de sus responsabilidades como potencia ocupadora, las autoridades israelíes no han cumplido con sus obligaciones con el pueblo palestino”, asegura la coordinadora de asuntos humanitarios de MSF Frederieke van Dongen.
Aldeas aisladas
Uno de los problemas más graves ocurre en las aldeas palestinas del sur de Hebrón, donde los controles militares israelíes y las incautaciones de vehículos impiden a los equipos del Ministerio de Salud palestino y a las ONG locales llevar a cabo campañas de vacunación para bebés y niños pequeños.
La situación ha obligado a MSF a expandir su servicio de clínicas móviles, que solo logran acceder a algunos de estos lugares conduciendo vehículos 4×4 a través de campos de olivos.
Además, los soldados suelen impedir el paso de las ambulancias al campamento de refugiados de Arub, situado en la carretera entre Hebrón y Belén y cerrado desde el 7 de octubre, lo que ha llevado a algunas víctimas de disparos a morir desangradas mientras esperaban a ser trasladadas al hospital.
Y es que desde que comenzó la guerra entre Israel y Hamás en la Franja de Gaza, las restricciones de Israel a los palestinos de Cisjordania no han hecho más que empeorar.
Durante los dos meses posteriores al comienzo de la guerra no había clínicas del Ministerio de Sanidad palestino en la zona H2 de Hebrón (aproximadamente el 20 % de la ciudad, bajo control militar de Israel), ya que los trabajadores no podían cruzar los controles.
“Asaltaron a mi madre, de 80 años, mientras dormía. Tres colonos la golpearon varias veces en la cabeza y en la oreja. De noche, no podíamos transportarla para recibir tratamiento. Esperamos a la ambulancia alrededor de las nueve de la mañana”, contó a MSF Shihada Majamra, residente del remoto poblado de Masafer Yatta, en el sur de Hebrón, en una entrevista facilitada por el grupo.
El hombre destacó que todos los que quieren entrar o salir de la zona por la noche “están en riesgo”.
Controles cerrados
Según explicó a EFE Badee Dwaik, activista y fundador del grupo Human Rights Defenders de Hebrón, los controles israelíes que limitan el acceso a la zona H2 de la ciudad, partiéndola por la mitad, ya solo abren de 7.00 horas a 19.00 horas, por lo que si algún residente necesita cruzar por una emergencia médica no le queda más remedio que esperar a la mañana.
“Antes del 7 de octubre, a veces, solo a veces, dejaban pasar ambulancias (palestinas) después de mucho tiempo de coordinación. Pero ahora, la situación hace imposible que entren”, explicó el activista.
Por eso, su grupo, que organiza talleres y cursos para la gente de Hebrón, ha entrenado a unos 30 voluntarios que se dedican a dar primeros auxilios o a combatir incendios, ya que por los controles tampoco pueden pasar los camiones de bomberos.
Dwaik enfatiza que el entrenamiento que les han dado es “muy profundo”, y que también incluye nociones de psicología y terapia.
Mientras, las restricciones y la violencia están obligando a cada vez más familias a abandonar sus hogares, lo que, según MSF, equivale al desplazamiento forzoso de palestinos por parte de Israel.
Desde octubre, la organización asegura haber atendido a más de 1.500 palestinos en Hebrón que se han visto en la calle tras ser expulsados de sus aldeas o después de que las autoridades demolieran sus casas y destruyeran sus pertenencias.