Macron sondea opciones de pactos al margen de la izquierda

París, (EFE).- Tras haber rechazado nombrar a un primer ministro de la coalición de izquierdas del Nuevo Frente Popular (NFP), el presidente francés, Emmanuel Macron, continuó este martes sus contactos con las formaciones políticas, aunque solo con las que considera capaces de actuar “por el interés superior del país”.

“El trabajo continúa, la puerta está abierta. Recibo a todos los que quieren trabajar por el interés superior del país”, manifestó el presidente francés, en un comentario suelto a la prensa mientras aguardaba en el Elíseo la llegada del primer ministro irlandés, Simon Harris, que se encuentra en París en visita oficial.

Vista de la Asamblea Nacional en Francia, en una imagen de archivo.
Vista de la Asamblea Nacional en Francia. EFE/Teresa Suarez

Ese escueto mensaje ha sido la única información ofrecida sobre la evolución de esta nueva ronda de conversaciones, cuyo programa y participantes no se han anunciado de manera oficial, a diferencia de lo que había ocurrido con la primera tanda de entrevistas en la que participaron todos los partidos políticos.

En esta jornada, Macron recibió tan solo a los representantes del grupo minoritario LIOT (siglas de Libertades, Independientes, Ultramar y Territorios), que incluye a una veintena de diputados centristas y nacionalistas corsos, sin que haya trascendido gran cosa del contenido de ese intercambio.

Mañana, según la prensa local, será el turno del grupo conservador la Derecha Republicana, lo que en el país se lee como un signo de que el presidente prefiere sondear un posible pacto entre sus diputados y la derecha tradicional para construir una mayoría relativa capaz de rivalizar con la que ostenta la izquierda y sus 193 diputados (de un total de 577).

Movilización de la izquierda el 7 de septiembre

Macron alegó anoche, al descartar nombrar primera ministra a la candidata propuesta por los grupos que integran el Nuevo Frente Popular, Lucie Castets, que un Gobierno de ese bloque “sería inmediatamente censurado por el resto de grupos” de la Asamblea Nacional y que, en nombre de la “estabilidad” del país, no tomaría ese camino.

Esa decisión indignó a la izquierda, que tilda de antidemocrática la postura de Macron por arrogarse la potestad de decidir quién puede o no ocupar el gobierno, a pesar de que ellos quedaron como la primera fuerza de la Asamblea.

Además, en paralelo, la prensa francesa filtró que Macron no planeaba incluir en la nueva ronda de conversaciones ni a la ultraderecha de Marine Le Pen, ni a sus socios, ni tampoco a La Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon, a pesar de estar de estar incluida en el NFP.

La líder ultraderechista francesa Marine Le Pen, en una imagen de archivo.
La líder ultraderechista francesa Marine Le Pen, en una imagen de archivo. EFE/Christophe Petit Tesson

En ese escenario, la coalición de izquierdas optó por anunciar que no participaría en ninguna nueva ronda de consultas con el presidente y anunció que prepara movilizaciones populares a partir del 7 de septiembre, impulsadas por LFI.

“Ante la gravedad excepcional de la situación, llamamos a una respuesta firme de la sociedad francesa”, señaló esa formación en un comunicado.

También los ecologistas y los comunistas han apoyado las iniciativas para protestar en la calle, pero no así el Partido Socialista francés, que es la cuarta pata de esta coalición.

Además de esa reserva, en el seno del grupo liderado por Olivier Faure han aparecido voces de disenso que llaman a mantener las conversaciones con Macron, a pesar del rechazo del resto de socios del NFP.

Olivier Faure, en una imagen de archivo. EFE/MOHAMMED BADRA

“O perseveramos en nuestro error y condenamos al país a la violencia siendo tan irresponsables como el Presidente de la República, que puso al país en esta situación, o damos el paso que nos permita salir a flote”, indicó en un comunicado la socialista Hélène Geoffroy, alcaldesa de Vaulx-en-Velin.

Pero hasta la fecha, a pesar incluso de las tensiones internas que sufrió el NFP en el proceso hasta hallar en Castets una candidata de consenso, el primer secretario socialista siempre se ha negado a considerar romper con la alianza que permitió la sorprendente victoria de la izquierda en julio pasado, cuando un triunfo de la ultraderecha en Francia parecía casi seguro.