Ciudad de México (EFE).- Mujeres que buscan a sus familiares desaparecidos en México y Colombia unen sus luchas frente la indiferencia y abandono de sus países, según denunciaron este viernes, en el marco del Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas.
Desde hace seis años, Bibiana Mendoza, quien busca a su hermano Manuel Ojeda Negrete, desaparecido en enero de 2018 en el estado de Guanajuato (centro de México), compartió a EFE que ha tenido que luchar “contra un monstruo”, al verse obligada a emprender su propia búsqueda, ante la ausencia y amenazas de las autoridades.
El Estado, un actor ausente
El Estado, dijo, fue el segundo en atacarla, después del crimen organizado, pues cuando se manifestaba pacíficamente junto a otras buscadoras en la Glorieta Santa Fe en Guanajuato, las autoridades las golpearon y arrestaron a dos de sus compañeras.
“A partir de ahí, nosotras comenzamos búsquedas en campo. Salíamos todos los días a las calles a buscar lugares donde probablemente había fosas clandestinas y hemos encontrado muchas”, expuso Mendoza.
Hasta ahora, juntas, han encontrado a 218 personas desaparecidas usando sus propios picos y palas, pero los riesgos y amenazas persisten, tanto para ellas, como para sus familias.
“A la última mujer buscadora que está desaparecida, le desaparecieron a un hijo. Llegaron y la levantaron, y antes de llevársela mataron a su esposo y a su otro hijo. En Guanajuato estamos viviendo una violencia en contra de las mujeres buscadoras asombrosa”, advirtió Mendoza.
Según el informe ‘Derechos pendientes’ de la organización Artículo 19, de las 16 personas buscadoras asesinadas por esta labor entre 2019 y 2024 en México, 13 son mujeres y tan sólo seis, dijo Mendoza, son de Guanajuato.
Mujeres buscadoras entre el dolor y la unión
La indolencia del Estado las llevó a organizarse en el colectivo ‘Hasta encontrarte’, compuesto por 78 mujeres, quienes han perdido su empleo y muchas su matrimonio por dedicar su vida a la búsqueda, señaló Mendoza.
“Las parejas no aceptaban que saliéramos a buscar, que llegáramos hasta el otro día porque teníamos que cuidar una fosa para que los cuerpos fueran exhumados de manera correcta. Que tuvimos que dedicar nuestro tiempo a estudiar antropología forense para distinguir un hueso humano de un hueso animal, a quedarnos sin amigas”, relató la buscadora.
En el camino, han tejido luchas con otros colectivos de mujeres buscadoras en México y en otros países, quienes han compartido las mismas experiencias, muchas veces sin conocerse.
La abogada colombiana Andrea Torres Bautista señaló a EFE que el último avance en su país se dio con “el reconocimiento del rol de las mujeres buscadoras” a través de una ley que ella misma impulsó, que las “reconoce como constructoras de paz y defensoras de derechos humanos”, la cual espera pueda replicarse en países como México.
“Que además le exige al Estado garantizar que podamos buscar sin ser desaparecidas ni vulnerados en nuestros derechos fundamentales”, expuso Bautista, quien se convirtió en abogada, luego de que en su fiesta de primera comunión, el 30 de agosto de 1987, sujetos armados se llevaron a su tía Nydia Erika Bautista.
¿Cómo logró esta ley?
Para lograr esta ley, explicó, documentaron más de 500 casos de mujeres buscadoras que habían sufrido algún tipo de violencia, entre amenazas, desplazamiento forzado, lesiones personales, secuestros, desapariciones y asesinatos, lo que las llevó a mirarse a sí mismas como víctimas.
“Y con ese valor, decidimos transformarlo en derechos, también con el motor del amor que sentimos por nuestros seres queridos, y de reconocernos, que como mujeres buscadoras también habíamos sido victimizadas”, relató la defensora.
El informe ‘Buscar sin Miedo’ de Amnistía Internacional asegura que las mujeres encabezan la búsqueda de los más de 116.000 desaparecidos tan solo en México, y 200.000 en Colombia, según cifras oficiales.