Radicalización digital: el nuevo extremismo de islamistas y ultraderechistas en Austria

Marina Sera |

Viena (EFE).- El fanatismo y el reclutamiento en línea, característicos del islamismo radical, encuentran su paralelismo en la extrema derecha en Austria, que aunque con objetivos diferentes, utiliza Internet para expandir su influencia y contribuir a la creciente radicalización de la sociedad austríaca. 

“Observamos un aumento en la actividad y el alcance de actores de extrema derecha e islamistas (en Austria)”, advierte a EFE Daniela Pisoiu, directora científica de SCENOR, un instituto con sede en Viena que estudia la radicalización en la Europa germanoparlante.

Señala también que, si bien la amenaza de la extrema derecha es menos visible debido a la normalización de su retórica y su menor violencia explícita, podría ser más perjudicial a largo plazo por su creciente incursión en la política y la efectividad de su propaganda, que conecta con una parte significativa de la población.

Internet como puerta de entrada a la radicalización

Las plataformas en línea se han convertido en el principal canal para difundir ideas extremistas. No sólo los jóvenes, sino también individuos socialmente aislados de todas las edades, están expuestos a estos contenidos, aseguran los estudios de SCENOR. 

La facilidad de acceso a contenido radical en redes como Telegram, que carecen de regulación o mecanismos de denuncia, hace de Internet un terreno fértil para la radicalización ultraderechista e islamista.

Verena Fabris, directora del centro de estudios sobre extremismo ‘Beratungsstelle Extremismus’, también con sede en Viena, agrega que incluso los algoritmos de redes sociales más populares como TikTok pueden amplificar estos mensajes y contribuir a la radicalización. 

“Los métodos de propaganda y reclutamiento de estos actores se han profesionalizado e instrumentalizan la cultura pop, la tecnología y los videojuegos para atraer a los jóvenes”, explica Fabris. 

A juicio de la investigadora, el problema trasciende Internet. Su raíz radica en la falta de discursos alternativos y la ausencia de medidas educativas que contrarresten estas ideologías.

La escena yihadista capta cada vez a más jóvenes

Por otro lado, el islamismo radical también está ganando terreno en Austria, con el Estado Islámico (EI) reafirmándose como la principal organización extremista, advierten los expertos.

Atribuyen este repunte a la facilidad con la que los grupos extremistas difunden su propaganda, atrayendo a jóvenes vulnerables que, por diversos motivos, se sienten marginados por la sociedad.

El caso más reciente en Austria tuvo lugar en agosto, cuando las autoridades del país -alertadas por la inteligencia estadounidense- arrestaron a tres jóvenes que planeaban atacar en los conciertos de Taylor Swift en Viena con armas blancas y explosivos. 

El líder del grupo, un austríaco de origen normacedonio, de 19 años, se había radicalizado a través de Internet, donde incluso había jurado lealtad a EI. 

Modernización de discursos 

De acuerdo con el Centro de Documentación sobre el Islam Político en Austria, el islamismo está evolucionando hacia una actuación más profesional, similar a la del extremismo de derecha, que está adoptando una narrativa más intelectual y moderna en lugar de la estética neonazi tradicional. 

Un ejemplo de esta evolución es el éxito de los “salafistas hipsters”, quienes han aumentado su actividad en redes sociales desde la pandemia con un estilo más atractivo para ganar adeptos, pero manteniendo su carácter ultraconservador. 

“Los destinatarios de sus campañas son principalmente jóvenes musulmanes, a quienes las ideas islamistas apenas se notan o incluso inconscientemente se les introducen. El objetivo es presentarles el islam político y una visión cerrada del mundo a largo plazo”, explican desde la institución. 

Este fenómeno también se observa en el movimiento panislamista Hizb ut-Tahrir (HuT), prohibido en Alemania desde 2003 por apología de la violencia para establecer un califato mundial. 

Sin embargo, continúa operando en la región de habla alemana desde Viena, donde su portavoz, Shaker Assem, de raíces egipcio-austríacas, mantiene su influencia.  

“La retórica islamista, especialmente de grupos como el salafismo y Hizb ut-Tahrir, busca socavar la democracia al promover una narrativa de opresión global contra los musulmanes, enfatizando las injusticias percibidas en Europa”, cuenta Pisoiu. 

En respuesta a esta amenaza creciente, los expertos instan a las autoridades austríacas a invertir más en educación cívica y fortalecer la legislación para combatir la radicalización. 

“Aunque existen programas diseñados para educar al público sobre los peligros del extremismo, hay pocas iniciativas que ofrezcan narrativas alternativas y oportunidades para que los jóvenes se alejen de estas ideologías”, concluye Fabris.