Túnez (EFE).- El presidente de Túnez, Kais Said, que durante su primer mandato se arrogó pleno poderes y modificó el sistema político hacia uno presidencialista, asumió este lunes otros cinco años en el cargo, tras su reelección en las presidenciales del 6 de octubre con el 90,96% de los votos y más de 70% de abstención.
En su discurso de juramento ante el Parlamento, Said justificó por “responsabilidad nacional” la suspensión de la Cámara el 25 de julio de 2021, tras lo que convocó legislativas con una nueva Constitución, y defendió un país de “libertades”, pero dentro del orden legal.
“La libertad está garantizada en el campo económico e incluso político, pero no significa que sea un caos, insultos y contra la ley”, declaró frente a los diputados elegidos en los comicios de 2022 con una nueva legislación electoral que excluyó a los partidos políticos implicados en la transición democrática desde la revolución de 2011.
El jefe de Estado consideró que el camino que inició en 2021 para “rectificar” el proceso revolucionario a por buen camino, pero que se “mantiene vigilante”.
Una decisión por la “responsabilidad nacional histórica”
“Al contrario de lo que dicen, nadie sabía la decisión (que tomé) de suspender las actividades del Parlamento. Era una decisión por la responsabilidad nacional histórica. Me pregunté: ¿Qué responder a Dios? ¿Qué responder al pueblo tunecino cuando las condiciones empeoraban cada día más?”, declaró Said sobre la inestabilidad político de aquel año.
Parte de la oposición calificó entonces la actuación como un “golpe de Estado” y, con el tiempo, cada vez más voces críticas de la sociedad civil y de partidos políticos se unieron para denunciar el acaparamiento de poderes por parte del presidente.
Decenas de disidentes políticos están detenidos desde hace más de un año y varios aspirantes destacados no pudieron formalizar su candidatura para las elecciones por falta de documentación o por ser procesados y arrestados durante el registro.
El Parlamento, que se considera controlado por Said, votó nueve días antes de los comicios despojar de poderes electorales al Tribunal Administrativo que había pedido la admisión de candidatos en la carrera electoral.
“Clima de miedo y represión”
La oposición denunció un creciente “clima de miedo” y “represión” en Túnez y denunciaron el control de la judicatura por parte del jefe de Estado; mientras que la Comisión Internacional de Juristas (CIJ) valoró que las elecciones “no fueron justas y competitivas”.
Sobre la crisis financiera de Túnez, Said remarcó este lunes la necesidad de avanzar en el desarrollo del país con una “economía soberana” y reducir el desempleo, que supera el 16%, uno de los más altos de toda la región.
“Entre los desafíos está el mantenimiento de las instituciones públicas, después de limpiarlas”, dijo en referencia a la regeneración del cuerpo funcionarial, a los que culpa de la corrupción denunciada en la última década.
Las presidenciales del pasado 6 de octubre, que se celebraron con uno de los tres candidatos en prisión, registraron un 28,8% de participación, el índice más bajo de las tres convocadas desde que el país iniciara un proceso de transición, tras el derrocamiento del dictador Ben Ali en la llamada Primavera Árabe.