Ahmad Awad |
Ciudad de Gaza (EFE).- En el hospital infantil de Al-Rantisi, en el corazón de la ciudad de Gaza, el ruido de las máquinas médicas y el sonido aterrador de la guerra han sido opacados por las risas y la música de un grupo de payasos que busca entretener a los más pequeños con canciones, marionetas y pompas de jabón.
El grupo de cinco artistas, con sus narices rojas, vestidos de colores estridentes y batas blancas, aparece en una sala del hospital cantando con instrumentos: una flauta de plástico, una guitarra de juguete, un mini teclado y panderetas y panderos.
Se acercan a los niños que en camas de hospital permanecen anclados a sus máquinas. Les hablan, les cantan y les animan con marionetas y pompas de jabón.

«Hoy contamos cuentos musicales y actuamos dentro de los hospitales y centros de desplazados para poner una sonrisa a través de la música y el instrumento que llevo en mi mano», explica Mohamed al Amudi, el médico músico, que antes era conocido como el Cuentacuentos, y forma parte del Equipo de Circo de Gaza.
Entretener con música
Cuando comenzó la ofensiva israelí en la Franja, Amudi no dudó en cambiar su trabajo de cuentacuentos por un traje de payaso: «Escapé de mi casa desde el primer día de la guerra y no pude volver otra vez porque mi zona se considera peligrosa en la guerra», dice a EFE.
El Cuentacuentos con voz de payaso sostiene una marioneta de mano en forma de pájaro que saluda al niño. Mientras, juegan con un saco y entretienen a un niño de unos 6 años que mira ensimismado la escena.
A este médico músico le acompaña Alaa, a quien le conocen en la Franja como Tío Aloush o ‘el creador de felicidad’ porque a pesar de la guerra, el dolor y la destrucción está empeñado en «dar alegría a los niños desplazados y pacientes que de verdad lo necesitan».
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Antes eran «médicos payasos» pero ahora han decidido ponerle más música a la misión. «Hoy hemos inventado algo nuevo para los niños, ya que la música es una cosa muy cercana a los corazones de los niños», explica a EFE.
«Hemos elegido la música ya que llega fácilmente al corazón de cada persona; en cuanto tocamos una melodía, la alegría entra el corazón y ponemos la sonrisa en la cara de los niños», describe a su vez otro de los integrantes, apodado Tío Maroush.
Ataques a hospitales
Al hospital llegan a pie, caminando entre los escombros y las tiendas de campaña levantadas de los restos de una ofensiva que aún se mantiene.
Cuando se quitan el traje de payaso, vuelven a su vida normal, a sus tiendas de campaña, a buscar agua en un enclave que últimamente sufre escasez y cortes. También vuelve la preocupación por encontrar comida y pan, dice Amudi.
Desde que Israel cerró los cruces fronterizos el pasado 2 de marzo, dos días después del final de la primera fase del alto el fuego, la entrada de combustible ha estado restringida, lo que ha afectado a las bombas de agua y las plantas desalinizadoras del enclave. Además esta semana el Gobierno gazatí acusó a Israel de destruir el 90 % de la infraestructura de agua y saneamiento.
Además, en la Franja no entra comida desde hace un mes, por lo que los precios de los alimentos se han disparado, especialmente los de la harina, lo que ha obligado a muchas familias ha reducir su alimentación a una comida al día.
Los hospitales de Gaza, incluido este infantil, han vivido desde el comienzo de la guerra varias etapas de asedios, con bombardeos en algunos de ellos, y sobre todo por la falta de agua, electricidad e insumos médicos que ha vivido el enclave.
También más de un millar de trabajadores de la salud han muerto en 18 meses de ofensiva, que ha causado más de 51.000 muertos según las autoridades de la Franja.
«Hay diferencias entre Alaa como persona y el Tío Aloush. Alaa es el desplazado que busca ganar su vida para alimentar a su familia y sus hijos, mientras el Tío Aloush es el creador de la felicidad. En cuanto me pongo la ropa de payaso olvido la depresión, la tristeza y el dolor, y sólo pienso en dar energía positiva a los niños», explica este artista, que insiste en que mientras estén vivos seguirán pintando sonrisas en la gente.